Mouseion es una palabra griega que designaba el santuario consagrado a las musas. Con el tiempo, en el helenismo, acabará asociándose a los lugares donde se recibe la inspiración, refiriéndose a un tipo particular de villa reservada para las charlas filosóficas.
El mouseion quiere recoger ese espíritu de encuentro y convertirse en un lugar de reflexión y crítica de las artes contemporáneas.

viernes, 5 de octubre de 2012

Contemplando a Kirchner ( II ): Versiones expresionistas 1911-1913

En la segunda década del siglo la obra de Kirchner experimenta un cambio más que notable. De aquellas obras en las que el color, por elocuente, está fuera de control, o mejor dicho, en las que el color controla la composición por sí solo; pasa a un férreo control de la línea, incluso a veces rayando figura y fondo, pasando el color a ser un elemento complementario.  En efecto, la factura deja de ser a base de esas pinceladas tan gruesas y saturadas para conformar colores más unitarios, compactos y contenidos en sus contornos. Las figuras también sufren una considerable transformación, de aquellas formas redondeadas de la Mujer yacente o Los girasoles, no queda nada ya en estas figuras de línea puntiaguda, casi escarpadas.

El juicio de Paris, 1912
La obra paradigma de este período es El juicio de Paris. Kirchner combina aquí esos contornos afilados propios del expresionismo alemán, esta vez sí, con otra influencia muy en boga en la vanguardia coetánea: el primitivismo. Basta una rápida mirada a los rostros para percatarse. Esas miradas alienadas, de inspiración étnica y que recuerdan a máscaras tribales se pueden observar en la obra de los grandes artistas influyentes de este momento. Efectivamente, la apertura de los primeros museos etnográficos en Europa fascinó a los artistas, que plasmaron en su obra, cada uno a su manera, esta "nueva" visión, convirtiendo una vez más en moderno lo que en realidad era retrotraerse a un pasado cada vez más primitivo y reelaborarlo en sus lienzos.

El color parece haber abandonado a las tres candidatas en pos de todo aquello que las rodea, incluído el propio Paris, en cuyo sillón [y el diván que avanza por la izquierda] se pueden apreciar todavía coletazos de aquel vestido de Emmy Frisch. En cualquier caso, el color de las aspirantes es lamentablemente poco fiel al de la obra vista en directo, pues no es ese blanco que ven ustedes en su pantalla, sino un blanco grisáceo, con toques verdosos, un color de carnación que Kirchner utilizará con frecuencia, matizándolo ligeramente, de aquí en adelante.


Continúa Kirchner con una serie de paisajes y bañistas en Fehmarn. De nuevo cambia su técnica de aplicación del color, irregular, con apariencia inacabada a veces. En cuanto a las bañistas, juega con diferentes grupos figurativos, siempre con unos contornos vagos que dejan al color la expresión y la final percepción del conjunto. Es el caso, por ejemplo, de Bañistas con sombrillas japonesas.

Pero en estos mismos años, años de Die Brucke, pero a mis ojos también años de experimentación, de búsqueda de un estilo, búsqueda rica e integradora que pasa por algunos de los temas más representados, como ya hemos visto en el Juicio de Paris y las bañistas, hace también su propia interpretación de la Venus ante el espejo, exponiendo con ella, ahora sí, un auténtico manifiesto expresionista:

Toilet, mujer ante el espejo, 1912

 Si uno busca una definición del expresionismo, en particular del expresionismo alemán, la que encontrará de forma más recurrente será probablemente algo así como: la consciente deformación de la realidad en favor de la subjetividad y la expresión de las emociones del artista, que prevalecen sobre la total fidelidad al objeto representado. Es decir, esa deformación de los objetos obedece a una visión subjetiva que es realmente lo que se pretende expresar. Y ¿qué mejor forma de representar la deformación de la realidad que con un espejo? ¿Qué objeto más objetivo [valga la redundancia] y subjetivo [o subjetivador] a la vez?

En este caso, el espejo está deliberadamente torcido, más torcido que el resto del espacio, que ya lo está, creando una esquina en sentido oblícuo, generando la visión de un espacio que se adivina más amplio hacia fuera, y una cierta sensación de arrinconamiento en el tocador. Sea como fuere el resto del espacio, estamos ante un lugar preciso, un mueble hecho para ser usado por una persona únicamente.
Una persona que mira en un reflejo que no le devuelve la mirada. Se refleja con los ojos cerrados y en una posición diferente a la que sería de esperar. ¿Qué reflejo es ese? ¿Quizá se está reflejando otra realidad de la misma cosa? Quizá es un reflejo introspectivo como, en efecto, los simbolistas aludían con la metáfora de los ojos cerrados. ¿Está reflejando quizá su estado de ánimo? ¿Es, en este sentido, una alegoría del propio movimiento expresionista?

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